Desde
que nace el ser humano, comienza a existir un ente individual, el cual,
mediante el paso del tiempo, se convierte en un ser social, es decir, todas las
etapas por las que atraviesa el individuo convergen desde varias perspectivas
biológicas, culturales, históricas y sociales.
Es
complicado, ya que derivado de los usos y costumbres del ambiente natural y
socio-cultural en el que se desarrolla, se crea la necesidad de identidad, lo
cual no significa que los seres humanos dejemos de ser únicos desde el primer
momento de vida, es todo lo contrario. La identidad, va más allá de lo que
sexualmente está definido como hombre y mujer; es un concepto estipulado por la
Institución (llámese iglesia, gobierno, escuela, la familia, etc.), por el que
junto con las normas y reglas que rige el Estado, conforman las características
de comportamiento social, en el que se desenvuelven los sujetos.
Por
ende, es importante hacer hincapié en el impacto de interacción social que
tiene la escuela en las personas, ya que, es en ese espacio educativo en donde
los individuos comparten e intercambian, con sus pares, maestros y otros
agentes socializantes, ideologías, pensamientos, hábitos, conductas,
costumbres, conocimientos; aspectos, cuya finalidad lograr la construcción
moral, normativa, valores de convivencia, que nos hacen únicos e irrepetibles,
socialmente hablando (identidad).
En
ese sentido, la institución educativa puede abrir la posibilidad de negociar
las principales diferencias que resulten del proceso de interacción entre
individuos, lo que provoca que se cimente la convivencia, como la expresión de
la independencia, además de la libertad y dignidad humana. Para esto, la
escuela tiene una corresponsabilidad ética, política y moral de constituirse en
un espacio físico de formación y socialización; lugar en el que se experimenta
y producen múltiples aprendizajes, a través de un entorno histórico, es decir,
los sujetos logran formarse como seres únicos y colectivos, desde un plano
individual, que posteriormente, sufre una metamorfosis social.
Asimismo, se enfatiza en que
la escuela coadyuva a la estructuración de un pensamiento autónomo, mismo que
habilita a los sujetos para ejercer sus derechos y así puedan asumir sus
responsabilidades, de lo contrario, a través del compromiso ético y moral que
desarrolla el ser humano, existen reglas y normas, emanadas del Estado
(conjunto de reglas jurídicas que regulan el comportamiento social de las
personas a través de la Constitución), las cuales tienen como propósito
fundamental sancionar el mal comportamiento o, más bien, las malas acciones que
son moralmente estipuladas como negativas para la sana convivencia.
Por ende, es importante
esclarecer las principales diferencias que existen entre lo que socialmente
está definido como moral a lo que por naturaleza es en esencia el concepto
mismo. Es decir, la moralidad es “el desarrollo humano en el que los sujetos
toman conciencia de las normas y las asumen responsablemente. Se trata de
procesos mentales que hacen los individuos para reconocer las normas de una
sociedad y asumir niveles de respeto y responsabilidad frente a ellas”(Echavarría.
G; 2003), empero,
su comúnmente significado está envuelto en parámetros políticos y sociales, que
determinan el desarrollo de una sociedad que trabaja por mantener el orden, la
paz y la sana convivencia entre los sujetos, cuya conciencia asumen roles de
responsabilidad, jerarquías, de las cuales nacen las autoridades competentes
para dictaminar y esclarecer, a su vez, el orden social.
Sin embargo, la moralidad
debe de entenderse como una definición humanística y filosófica, mediante la
cual le otorga una conciencia de responsabilidad de acciones racionales, las
cuales coexistan en un plano de interacción social. Es difuso debido a que por
medio de arquetipos, paradigmas y estereotipos sociales, se condicionan los
comportamientos humanos dando como resultado la estricta discriminación de lo
que socialmente se sale de lo “normal”. Aunado a esto, la moralidad es en sí la
forma de llevar una vida sin prejuicios sociales y dejar deliberadamente el
desenvolvimiento del ser humano, primeramente desde una perspectiva individual
hasta convertirse en una sociedad, la cual trabaje por un bien común(Echavarría.
G; 2003).
Claro está en que en la
ejecución de la moralidad debe de existir la conciencia de que los actos
humanos deben no deben de interferir en las demás actividades de otros
individuos, si esto fuese el caso, su esencia misma, aunado del papel
importante que desarrolla la ética, las normas y reglas sancionarán a aquellos
que transgredan la identidad humana.
Finalmente, es de vital importancia que
resaltar la relación que existe entre la construcción de la identidad y la
formación ciudadana, por la razón de que conlleva al proceso mismo de la
identidad, a través del cual, hombres y mujeres, se hacen individuos únicos,
negocian sus diferencias con otros y otras diferentes, y constituyen marcos
comunes que les permiten cohabitar conjuntamente un espacio cotidiano,
histórico y cambiante (Echavarría. G; 2003).
Lo que está relacionado con la formación de
ciudadanía, pues está referida a la aparición de un sujeto empoderado, con
capacidad deliberativa y argumentativa; un sujeto que se hace y hace de los
otros interlocutores válidos, consientes, críticos y dispuestos a hacer frente
a los retos que plantea la toma de decisiones en una institución educativa.
En este contexto ,
puedo vislumbrar al Estado como eje rector de las políticas que
reforman a la educación ,pues es el agente que ejerce un poder casi absoluto
sobre la educación, esta idea me parece respalda las ideas de Morales
(2014)pues es únicamente con el dialogo entre el Estado y los demás agentes de
que la educación puede ser modificada y levada por un nuevo camino que responda
a las necesidades de cada uno de ellos, esto lo logra a través de planes ,
programas, contenidos y métodos que
apoyaran de manera amplia a la
institución educativa. ( Morales 2014)
En conclusión la identidad
debe de ser desarrollada en un espacio físico denominado escuela, en el que dé
como resultado un aprendizaje social, el cual sea llevado a la realidad social,
cuya función regule el modo operandus de cada sociedad en particular.
REFERENCIAS
- Echavarría, C. (2003). La escuela un escenario de formación y socialización para la construcción de identidad moral, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 1, (002). Colombia: Universidad de Manizales
- Morales Hernández Álvaro (s.f). Estado, modernización y educación. (Documento editado para la Licenciatura en Educación e Innovación Educativa, inédito). UP: 2014.